martes, 28 de septiembre de 2010

CAMBIESE LA DENOMINACION DE LA CALLE RAMON L. FALCON POR LA DE "MARIO ABEL AMAYA".


Proyecto de Ley
Autores: OCAMPO, FERNANDO - ZAGO, OSCAR - CAMPOS, ANTONIO RUBEN - HERRERO, MARIA - SANCHEZ, FERNANDO - PRESMAN, CLAUDIO - PAGANI, ENZO - ABREVAYA, SERGIO - MONTES, ADRIANA

Artículo 1: Cambiese la denominación de la calle "Ramón L. Falcón" por la de "Mario Abel Amaya", en toda su extensión.

Artículo 2: Comuníquese, etc


Fundamentos

Señor Vicepresidente 1º:

Mario Abel Amaya nació el 03 de Agosto de 1935 en el Valle Inferior del Río Chubut. Cursó sus estudios primarios en la Escuela N° 5 "Domingo Faustino Sarmiento" de Trelew, y los secundarios en el Colegio Nacional de Trelew.

Fue en sus años de secundaria cuando se acercó al radicalismo, invitado por tradicionales dirigentes radicales de la época, sus compañeros de escuela y militancia lo definían como un joven de coraje, que disfrutaba de defender sus principios e ideas.

Al terminar su etapa en la educación media, su pasión por la justicia, y la admiración que profesaba hacia Moreno, San Martín y Leandro Alem, lo llevaron a la Provincia de Córdoba, donde cursó sus estudios universitarios de abogacía, la militancia en ese entonces se convirtió en su pasión, cristalizada en su activa participación en el Centro de Estudiantes de la facultad. Faltando un año para recibirse decidió reubicarse en la Provincia de Tucumán donde finalmente obtendría su título de abogado. Siendo abogado regresó a su provincia natal donde se dedicó al ejercicio de su profesión y a la enseñanza en el Colegio Nacional de Trelew. Adhiriendo desde su formación al Movimiento Renovación y Cambio, que fundó junto a muchos radicales bajo la inspiración del Dr. Raúl Alfonsin.

Era un hombre inteligente y solidario, vinculado siempre a la defensa de los presos políticos que eran enviados a Rawson en los regimenes que gobernaron desde 1966 a 1973. Entre otras contribuciones, nadie puede olvidar su defensa al gobierno constitucional de Arturo Illia y su vigoroso enfrentamiento contra la maquinaria militar castradora de dignidades, quedando plasmada su lucha por los derechos de los encarcelados injustamente, como cuando siendo apoderado de Agustín Tosco, dirigente cordobés del gremio Luz y Fuerza, detenido luego del Cordobaza y trasladado a la unidad Penitenciaria Federal Nº 6 de Rawson; exhibió su carácter de abogado inflexible e inclaudicable.

El 15 de agosto de 1972 el Dr. Mario Abel Amaya fue detenido acusado de colaborar o de pertenecer a grupos opositores al gobierno. Siendo trasladado a la cárcel de Villa Devoto y liberado al cabo de tres meses, gracias a la enorme presión que se ejerció por él y otros detenidos de forma arbitraria, por parte de la asamblea popular de Trelew. Durante el período de su prisión, sus amigos proclamarían su precandidatura a diputado nacional.

“Amaya tenía pasión política y se enroló en los contingentes enfrentados en la elección de 1973. No era un novato en la militancia cuando el radicalismo lo incluyó en la nominación al Congreso.”

“En el ruedo político de la Cámara de Diputados alzó su voz con la pasión inusitada del militante que tiene fe en su pueblo, en sus ideales, poniendo de manifiesto su democracia y la honradez descarnada de su voluntad. En sus detonantes discursos el panorama social era amplio, pródigo, como quien contempla el conjunto desde alturas donde no es posible ver los raquíticos arbustos de la llanura. De ese modo, cada palabra acuñada por nuestro amigo alcanzó la dignidad de una moneda de ley con la que el político compra su derecho al recuerdo. Pero ¿quién podría olvidarlo? Aquel muchacho sencillo y alegre sigue siendo visible con un fulgor que precedió a la eternidad del ser lleno de amor a todo y a todos.”

Como diputado se distinguió en el ejercicio de su mandato por la defensa de las libertades públicas, de las causas populares y de los derechos humanos. Amaya concurría también incesantemente a asambleas reivindicativas de los ideales por los que luchaba con empeño, celebrabados en diversos puntos del país. Como producto de sus luchas, comenzó a figurar en las listas negras de la intolerancia, que los propios servicios de informaciones y sus grupos terroristas anexos, como la Triple A, hacían públicas con fines de intimidación.
Como lo relata su amigo y compañero de militancia el Dr. Hipólito Solari Yrigoyen: En la madrugada del año 1976, el 17 de agosto, día del Libertador. Encontrándose en compañía de su madre en la ciudad de Trelew fue llevado detenido por tres personas que vestían de civil. Luego se efectúan los traslados en avión a la Base Aeronaval de Bahía Blanca, y de ahí al centro de tormentos y ejecuciones que funcionaba en el Regimiento 181 de Comunicaciones de la misma ciudad, conocido con el nombre de "la Escuelita", donde él y yo revistamos como desaparecidos. Según lo comprobó la Conadep, bajo la presidencia de Ernesto Sabato, las instalaciones de ese siniestro lugar fueron demolidas poco antes del advenimiento de la democracia.
El 31 de agosto se hizo el traslado, también clandestino, hasta las afueras de Viedma, donde en una farsa se simuló un tiroteo con la Policía Federal, para hacer creer que quienes nos traían eran "sediciosos". Se nos arrojó con violencia del vehículo en que veníamos atados, amordazados y encapuchados, a una zanja lateral al camino, y en seguida nos detuvo la policía, mientras que quienes nos habían transportado huían. Al día siguiente, se nos condujo en avión, detenidos desde Viedma hasta la Base de Bahía Blanca y de ahí hasta la cárcel de Villa Devoto.
El 11 de septiembre, Día del Maestro en homenaje a Sarmiento, se ordenó nuestro traslado y el de otros detenidos hasta la cárcel de Rawson. Tras descender el avión en la Base Aeronaval de Trelew, todos recibimos un castigo feroz que se prolongó durante muchas horas de ese día y en los siguientes en la prisión de la que era director el prefecto Osvaldo Fano y estaba bajo el control del militar Barbot. Ese trato cruel, inhumano y degradante fue la consecuencia directa de la muerte de los dos del grupo con salud más precaria: Mario Amaya, que era asmático, y Jorge Valemberg, ex presidente del Concejo Deliberante de Bahía Blanca, una honorable persona mayor, integrante del justicialismo. No sólo ninguno de ellos recibió atención médica, sino que a Amaya se le retiraron el inhalador y sus medicamentos. Si bien estábamos todos incomunicados en el Pabellón 8 de Rawson, con la intención de que no trascendieran al exterior los tormentos recibidos, tuve ocasión de ver a Amaya por última vez en el baño, tenía la cabeza partida, estaba morado por los golpes y hablaba con dificultad. Alcanzó a decirme: "Estoy muy mal".
Desahuciado por los médicos, fue trasladado al hospital de la cárcel de Villa Devoto. Amaya falleció el 19 de octubre de 1976. A la edad de los 41 años.
Hace 34 años la dictadura militar asesinó a Mario Abel Amaya mientras se encontraba en prisión. Era entonces un joven dirigente de la Unión Cívica Radical de la provincia del Chubut, que había ejercido su mandato de diputado nacional hasta el golpe de Estado de 1976. Nadie lo había acusado de nada, ni tenía proceso de ninguna especie, tampoco se le reconoció derecho alguno a defensa y, tal como ocurría en ese entonces, previamente había sido secuestrado para pasar a ser un desaparecido, luego sería reconocido como detenido y, finalmente, sometido al perverso trato de preso "de máxima peligrosidad", impuesto por decreto durante el gobierno de la señora Martínez de Perón.

Mario Abel Amaya era radical, como lo eran Felipe Rodríguez Araya, de Rosario; Ángel Pisarello, de Tucumán; Sergio Karakachoff, de La Plata, radical, como lo eran tantos otros que sufrieron todo tipo de persecuciones, como tantos otros que se vieron obligados a irse, producto de buscar la libertad y el derecho a pensar diferente, como tantos otros que cayeron para siempre como víctimas de la represión ideológica.

Nosotros pensamos que en contraposición a lo que representa la figura de Mario Abel Amaya, el militar y policía argentino Ramón Lorenzo Falcón personifica la dureza de la represión que con mano de hierro se ejerció sobre movimientos obreros a comienzos del siglo XX. Es el mismo, que en el año 1906 como consecuencia del alzamiento radical lanza un cuerpo de 120 policías a caballo contra los actos realizados por los sindicatos en conmemoración de1º de mayo, sembrando la avenida de muertos y heridos. Tres años después tras la llamada "Semana Roja" dirige el enfrentamiento entre la policía y los manifestantes del 1º de mayo cobrándose la vida de varios obreros y llevando al cierre asociaciones y locales sindicales.

Por todo lo expuesto, señor vicepresidente solicitamos la aprobación del presente proyecto de ley.




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